
Las negociaciones del fin del mundo
Yo no soy un diplomático político, pero después de haber estudiado comunicación y las relaciones interpersonales, cuando alguien miente y lanza amenazas de muerte, termina efectivamente el discurso significativo, opina Karen Kramer en el Christian Post.
“Bienvenido a las negociaciones con Irán, donde el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní alienta la «Muerte a Estados Unidos» cantan entre la multitud después de las oraciones semanales y durante los mítines políticos. Para ellos, los Estados Unidos, «siguen siendo el gran Satán y el enemigo de la revolución (islámica)…»
Hace apenas un par de meses en el Golfo Pérsico, los iraníes enviaron un mensaje en llamas cuando volaron un modelo de tamaño completo del USS Nimitz. Y no ignore las conmovedoras palabras del representante del líder supremo, Ali Shirazi, «Cuando nos fijamos en el mundo islámico, vemos que la cultura de la revolución islámica ha llegado a todos los países y todos los musulmanes de todo el mundo… No reposaremos hasta que levantamos la bandera del Islam sobre la Casa Blanca».
Honestamente, ¿Suena esto como una nación que persigue las capacidades nucleares a efectos de la reconstrucción y la mejora de las vidas de sus ciudadanos? Las negociaciones deben incluir el encofrado de las secretas instalaciones nucleares subterráneas de Irán. ¿Qué hay de negociar un cese de hostilidades iraníes en las naciones musulmanas cercanas? ¿Estaría bien si exigimos que restrinjan su patrocinio del terrorismo global?
¿Es posible que dejen de hacer amenazas de muerte contra Israel y los EE.UU.?
Estamos negociando con una nación que cree que es aceptable mentir a los infieles-que nos incluye. Mientras nuestros dirigentes confían en que el régimen iraní va a mejorar durante la duración del acuerdo nuclear, nos arriesgamos a que Irán produzca una bomba nuclear en secreto o que la comparta con los terroristas.
Una cosa es cierta: cuando Irán tenga una bomba nuclear nuestro mundo nunca será el mismo.
Los líderes iraníes se ven a sí mismos como la respuesta apocalíptica que nuestro mundo está esperando. Ya no estamos negociando con la gente; estamos tratando con algo mucho más siniestro.
Pero en las negociaciones políticas no nos referimos al mal como mal.
¿Qué te parece?