Los médicos no duermen

Los médicos no duermen

10 Ago 2013 / ADM / MUNDO

Los médicos no duermen. Los pilotos de avión, los choferes de autobús y de camión tienen regulaciones estrictas respecto al número de horas que llevan al volante.

Sin embargo, si acude usted gravísimo a un Hospital en mitad de la noche o al amanecer, los médicos que le van a atender hace ya horas que perdieron su calidad de seres pensantes.

Cuanto más grave está la persona, aún más cansado está el médico.

Si llega un fallo cardiaco, o un parto difícil, un niño en shock, herido en accidente de tráfico, con dificultades para respirar o con una peritonitis que necesita que lo abran en canal, lo más probable es que los médicos que le reciban lleven muchísimas horas trabajando y estén en condiciones menos que ideales.

Los médicos no tienen ninguna protección especial contra el cansancio, no son inmunes a la fatiga o la deprivación grave de sueño, son humanos como cualquier persona que necesita reposo.

La sociedad vive ajena a este dato.

Los pacientes se sorprenden de manera genuina cuando, entran a urgencias y los recibe un médico y 20 horas más tarde lo siguen viendo por ahí. ‘¿Qué,… ya ha vuelto?’.

Ya están trabajando a media neurona y, sin embargo, tienen que revisar el electro, los resultados de sus últimos análisis o tiene que recetar fármacos de alto riesgo o tomando otras decisiones.

Un equivoco en el diagnóstico o en el tratamiento, puede matar al paciente.

Esto es un hecho, no una suposición. Resulta que un camionero no puede conducir más de nueve horas seguidas porque supone un riesgo y, sin embargo, un médico puede trabajar 24 y nadie parpadea.

Esta noticia de hace unos días aparece escondida en las páginas locales de un periódico regional, sin retuitear ni ‘facebookear’, sin interés mediático y sin embargo es una bomba.

Resulta que unos médicos palentinos han llevado al Tribunal Superior de Justicia al Servicio de Salud de la Junta de Castilla y León (Sacyl), acusándole de daños morales por obligarles a trabajar 24 horas seguidas y … ¡lo han ganado!.

Tocarle el bolsillo al sistema podría desencadenar el comienzo del fin de los turnos absurdos.

www.elmundo.es

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