
Calmas mi corazón – Kari Jobe
Aquí escucharás esta hermosa canción en español y en inglés, las dos versiones bellísimas. Habla que la vida en momentos no es fácil y se complican las cosas y se siente el dolor.
La verdad de que en el cristiano también vive momentos de mucho dolor y lo peor que parece que todo lo que luchamos no tiene sentido que es como luchar con el viento.
No avanzamos nada y terminamos hiriéndonos a nosotros mismos.
Pero al darnos cuenta que Dios siempre está no importa que pase, su presencia nos hace confiar solo en él a pesar que las circunstancias se vean duras y que todo sale mal. En ese momento de la conciencia de Dios hace que le entreguemos nuestro dolor, vamos corriendo a él y él sana nuestro dolor y nos da tranquilidad, nos calma el corazón.
Cuando nuestro corazón se calma nos deja ver que Dios tiene un plan y que nos renovará.
La oración por la noche puede calmar nuestro corazón de nuestros temores y nos ayuda a dormir. Todos sabemos cómo preparar nuestros cuerpos para ir a la cama. Nos sacamos la ropa, nos poneos el pijama, nos lavamos los dientes. Pero ¿qué pasa con nuestras almas? ¿Qué hacemos con nuestros miedos? ¿Nuestros anhelos? ¿Nuestras heridas? ¿Nuestra inspiración? ¿Cómo podemos calmarnos?
Una oración por la noche puede ayudarnos a abrazar el sueño en lugar de combatirlo.
Puede ayudarnos a aprender de la oscuridad en lugar de temerla. Puede aportar confort a nuestras mentes y corazones. Puede transformar nuestras preocupaciones en asombro, nuestra tensión en confianza, nuestra inquietud en paz. Cuando te acuestes en la cama, pasa unos minutos diciéndole a Dios lo que necesitas decirle.
Puedes dormir así dulcemente durante una larga noche.
Una oración trae la luz en la oscuridad de la noche. Tierra y cielo se funden en uno, los cielos parecen más cerca ahora, el día se afecta de alguna manera. Su presencia es casi palpable.
Ora así:
“Mira sobre mí, Dios, cuerpo y alma. Permanece a mi lado toda la noche. Protégeme de cualquier daño. Erradica mis miedos. Envíame sueños que sean dulces, llena mi corazón con tu paz, aliviana mi mente. Y, por favor, restáurame a una nueva vida. Amén”.
¿Qué te parece?