Carlos Annacondia

Anahí perdono y sanó de Diabetes crónica

30 Oct 2015 / ADM / IGLESIA Y MINISTERIO

En una campaña con el evangelista Carlos Annacondia en Santa Rosa, La Pampa, Argentina Anahí perdono y Dios la sanó de diabetes crónica.

Perdonar a otros puede parecer una elección y en cierto sentido es una opción, pero Dios ha sido muy claro sobre el perdón.

Nos ha dado la dirección específica en numerosas escrituras, todo lo cual puede resumirse ¡Hay que perdonar! La Palabra de Dios dice, «y cuando estéis orando, si tenéis algo contra alguien, perdónalo, para que tu padre en el cielo te perdone tus pecados» (Marcos 11:25).

«No juzgues y no serás juzgado. No condenes, y no serás condenado. Perdona, y serás perdonado» (Lucas 6:37).

¡Dios está diciendo que está en su mejor interés el perdonar! No lo dice porque es en el mejor interés de la persona que precisa ser perdonada. Dios está tratando de protegernos a nosotros primero. Nosotros somos los que recibimos el mayor beneficio del perdón, no la otra persona.

Un espíritu de perdón complica y pone en peligro nuestro diario caminar con Dios. Perdonar a otros nos libera de la ira y nos permite recibir la sanación que necesitamos.

Toda la razón que Dios nos ha dado dirección específica es porque no quiere que se interponga entre nosotros y él. El amor de Dios para nosotros está más allá de nuestra comprensión. Perdonar a otros nos ahorra de las consecuencias de la vida de un corazón implacable.

Perdonar a otros no lleva a una sola decisión que debemos meditar. Dios no calificó a este respecto un pecado mayor o más grave que otro y no ha dicho que un pecado contra nosotros como alguno que justifica el perdón y el otro no.

Por ejemplo, Dios por ejemplo no dice, «si una persona le roba o miente a usted, debe perdonarlo, pero si abusó o dañó a su hijo, puede mantener la falta de perdón.» Está diciendo a todo el mundo, perdona y siempre hazlo inmediatamente.

Recuerde, el perdón no justifica lo que ha hecho la persona, no ofrece el perdón de Dios por sus acciones, porque sólo Dios puede hacer eso. Mientras que nada puede deshacer el pasado, podemos hacer algo acerca de la condición de nuestro propio presente y futuro.

Perdonando a otros hace un camino para nuestra propia sanación para comenzar. Si usted está dispuesto a perdonar, pero no está seguro de cómo hacerlo, considere la oración siguiente:

“Dios Padre, necesito tu ayuda y tus pensamientos. Hoy he adquirido una mejor comprensión de perdonar a otros y con tu ayuda, yo perdono completamente de corazón.

Igual que libremente me has perdonado a mí, perdonaré. Padre, te pido perdón por lastimar a otros con mi propio dolor y sana mis relaciones con los demás.

Pido todo esto en el precioso nombre de Jesús y por quien todo perdón y curación fue posible. Gracias por amarme de una manera que nunca comprenderé. En nombre de Jesús, amén.

¿Qué te parece?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *