
Biblia obligatoria en las escuelas y bibliotecas
La Biblia obligatoria en las escuelas y bibliotecas de Brasil es casusa de otro avance evangélico, ahora el Congreso incluye el libro religioso en las colecciones del Senado. A partir de ahí, este es sólo otro ejemplo de proyectos similares propuestos en todo el país que buscan incluir por fuerza de ley el libro santo en escuelas públicas y colecciones de bibliotecas.
Desde el 2011, por ejemplo, en las bibliotecas públicas en el estado de Río se requiere tener al menos una Biblia, sujeta a una multa en caso de incumplimiento recurrente.
En São Gonçalo, todo el público de escuelas privadas, así como bibliotecas, deben poner a la Biblia «en un sitio prominente» desde enero de este año. Si el público todavía no tiene sus unidades, la ley estipula que el gobierno efectuará la compra con «consignaciones presupuestarias, o adicionales, si es necesario».
En Recife, Manaus y Fortaleza, los concejales han propuesto que la Biblia no sólo esté en las bibliotecas sino también en las escuelas de la ciudad. En Fortaleza, el texto fue propuesto en junio este año por asambleísta Felix Mairton.
En la justificación, el congresista también afirma que el libro religioso serviría para el estudio académico, aunque él mismo ha publicado en el Facebook estaba «muy contento que los niños conocerán la palabra de Dios».
Pero hay algunas exageraciones. En la ciudad de Engenheiro Paulo de Frontin (RJ), un estudiante judío de noveno grado de escuela fue obligado a orar el padrenuestro. El caso ha encolerizado a los padres, que estaban presentando una queja en la comisaría.
La práctica de la oración, de hecho, llegó a la ley orgánica del municipio de Ilhéus, Bahia pero la justicia siguió la acción directa de inconstitucionalidad de la Fiscalía de Bahía y suspendió la norma en 2012.
En un país donde el sincretismo religioso es una de sus identidades, los proyectos como estos representan una afrenta a otras religiones. Fue el caso de Ivanir dos Santos, babalorixá y el interlocutor de la Comisión para combatir la intolerancia religiosa. Según él, la iniciativa sufre por favorecer sólo a una confesión religiosa, en detrimento de otras religiones del pueblo brasileño.
El Brasil tiene 6060 bibliotecas públicas distribuidas en los 5453 municipios.
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