Un estudio sugiere que el diagnóstico de cáncer no hace más religiosos a los jóvenes, esto de acuerdo a la investigación de una socióloga ocupada en religión que ha realizado entrevistas a 21 jóvenes pacientes diagnosticados con un cáncer que amenaza sus vidas en relación a sus creencias religiosas.
Ella llega a la conclusión de que el diagnóstico de cáncer no hace a los jóvenes más religiosos, si no son religiosos, y no religiosos si son religiosos. Pero puede confirmar ya las creencias existentes.
La Universidad de Copenhague por medio de una socióloga en la religión perteneciente a la facultad, realizó entrevistas a 21 jóvenes pacientes que tuvieron un diagnóstico de cáncer potencialmente mortal, acerca de su fe y religión.
Ella llega a la conclusión de que un diagnóstico de cáncer no hará que la gente joven, que no son religiosos, adopten a la religión. Pero puede confirmar las creencias ya existentes.
“Mi investigación muestra que las opiniones de los pacientes de cáncer jóvenes sobre temas existenciales muestran consistencia antes y después del diagnóstico: sus prácticas religiosas y su fe siguen siendo las mismas.
Pero, lo que creían antes puede ser confirmado y reforzado más– esto se aplica tanto a la religión y la ciencia – por lo que los pacientes pueden sentir con más fuerza las creencias que tenían antes de ser diagnosticados”, explica el sociólogo de la religión Nadja Ausker de la Universidad de Copenhague.
Ha sido un elemento básico teórico de la sociología de la religión que las grandes conversiones religiosas son precedidas por crisis personales; que los sentimientos de una persona hacia la religión se alteran de manera significativa cuando se enfrenta a una crisis existencial, como un diagnóstico de cáncer.
Pero Nadja Ausker desafía esta teoría con su tesis “¿La hora de un cambio? Negociaciones de continuidad religiosa, el cambio y el consumo entre los pacientes con cáncer de Dinamarca.” En la tesis, entrevista a 21 pacientes con jóvenes con cáncer sobre las consecuencias religiosas de la crisis de la vida, tanto poco después del diagnóstico y durante el tratamiento.
Sin hipocresía
Nadja Ausker explica que un diagnóstico de cáncer no hace que los jóvenes pierdan su religión, al igual que no hace que los ateos no se conviertan en religiosos:
“Los pacientes con cáncer contemplan cuestiones existenciales, pero eso no significa que empiecen a ir a la iglesia u orar si estas prácticas religiosas no eran parte ya de sus vidas. Varios enfermos manifestaron que serían hipócritas si cambiaran la práctica y su fe, por el diagnóstico”.
Pero los pacientes que ya eran religiosos realizan importantes modificaciones, de acuerdo con Nadja Ausker, es la disponibilidad de los bienes religiosos para elegirlos y consumirlos según sea necesario – al igual que uno toma una pastilla u otro medicamento.
Los pacientes se convierten en “consumidores” de los bienes religiosos, y que recogen las mercancías para el consumo inmediato, por ejemplo, la oración o asistir a una iglesia.
Por tanto, los pacientes ya religiosos consumen las prácticas religiosas, y no nuevas creencias religiosas, durante su enfermedad. Pero sus prácticas después del diagnóstico siguen siendo coherentes con sus prácticas pre-diagnóstico.
Acerca del estudio
La tesis doctoral de Nadja Ausker es una colaboración entre la Universidad de Copenhague y el hospital más grande de Dinamarca, Rigshospitalet. Se basa en 40 entrevistas con 21 pacientes con cáncer a menores de 40 años que fueron diagnosticadas con leucemia o linfoma. Las entrevistas se llevaron a cabo de 1-6 meses y 12-18 después del diagnóstico.
La historia anterior se basa en los materiales de la Universidad de Copenhague y que se mostraron en sciencedaily.
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