Sanando la Tierra

“Buscando el rostro de Dios” de David Wilkerson

19 septiembre, 2013 / adm / Mensajes

David Wilkerson

En este mensaje veremos un apropiado mensaje para estos tiempos…

Salmo 27:7-8 «…mi corazón me ha dicho de ti: Buscad mi rostro…» Aquí en Salmo 27 se ora: Señor, estoy aquí clamando, ten misericordia y escúchame. David tenía una sola oración que lo consumía, él tenía un solo deseo.

Lo podemos ver en el versículo 4, él tenía esa oración que era su deseo. Amigos él ha mirado su vida y ha llegado a un solo hecho que envuelve toda su vida, no se trata de otra cosa fuera de su vida y de su futuro, es su deseo máximo.

Ahora es algo increíble cuando un hombre o una mujer, se le pregunta ¿Cuál es la meta de su vida?, ¿Qué es lo que más desea de todas las cosas? Esta es la pregunta, ¿Qué es lo que usted quiere en la vida?

En una misión europea un pastor me dijo: «¿Podría orar por mí?» Quiero ganar 10 millones de almas para Jesús. Bueno, eso es algo maravilloso. Pero no era esto lo que David tenía en mente. No sé cuál sea su pensamiento, quizás usted pueda decir que la única cosa, el único deseo que tiene en su vida, y que de esto dependa el resto de su vida sea buscar contención.

David buscaba estar en el templo de Dios. El buscaba una cosa. Él no está hablando acerca de dejar su llamado, dejar el trono y mudarse hacia el templo, hacia la casa de Dios.

No se trata de ese, él se refiere a un deseo espiritual de algo muy profundo en su corazón, él no se va a retirar a ser un ermitaño, él es un guerrero, es un hombre activo, es un hombre apasionado, él no está tratando de dejar de lado su vida, él va a seguir haciendo lo que ha hecho: él va a continuar yendo a la guerra, él está en eso. Aquí es un hombre que ha sido probado en cada aspecto de su vida.

Este es un hombre que conoce el poder, la autoridad, y el respeto, él no necesita los aplausos de las multitudes.

A él le cantaron: «David mataba a diez miles» Aquí está un hombre con el corazón para Dios, aquí está un hombre que abre su corazón delante del Señor, un hombre de oración, un hombre piadoso. Y sin embargo hay algo que le falta, hay algo que no ha obtenido.

Se había juntado un ejército enemigo que iba a «comer sus carnes» él dice para devorarme. Pero ellos tropezaron y cayeron, dice él. Querían consumirlo.

Y David no está delante de Dios sólo para orar «Señor líbrame de ellos». Esta no es su oración, él dice «Quiero algo ahora que va a satisfacer mi alma» Sé que hay algo más profundo que no he conocido del Señor.

Él dijo: “Yo sé cuál es mi meta ahora, es tener comunión ininterrumpida con el Señor». Él no quiere mudarse a la casa del Señor, él sabe que eso es imposible. Pero sí sabe una cosa, que el tabernáculo tiene la presencia de lo que Dios es…

 
 

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